(nace en 1948 en Cuba; muere en 1985 en la ciudad de Nueva York)
Después de su primer visita en 1971, Ana Mendieta viajó a México todos los veranos entre 1973 y 1980. Este período de tiempo coincide con su serie Silueta: obras en las que inscribía la silueta de su cuerpo en lugares al aire libre, a menudo empleando materiales efímeros y destructivos como la pólvora o los fuegos artificiales. Estas esculturas “tierra-cuerpo” eran de carácter personal, hechas públicas por un instante en el momento de su creación a unos cuantos colaboradores. Sería solamente más tarde que éstas se exhibirían de manera más amplia, gracias a la documentación fotográfica y fílmica planificada metódicamente por Mendieta. Realizados en lugares de relevancia personal o pertinencia cultural, por ejemplo en las tumbas Zapotecas y en los complejos de iglesias dominicanas de siglo XVI en México, los rastros grabados de Mendieta casi nunca estaban señalizados y a menudo eran abandonados al deterioro. Y aunque frecuentemente su obra se incluía en el discurso sobre el arte terrestre (land art) o los trabajos de tierra (earthworks), Mendieta rechazó dicha afiliación explícitamente ya que se sentía más profundamente identificada con el espiritismo no-occidental y la materialidad indígena. Su relación con México derivó de la compleja transposición de culturas precolombinas y coloniales del país, así como su conexión profunda con la muerte. En una declaración de la artista de 1978, escrita un año después de su graduación de Intermedia, el innovador programa de artes de la Universidad de Iowa, ella afirma:
Fue tal vez durante mi infancia en Cuba que por primera vez sentí fascinación por el arte y las culturas primitivas. Pareciera que estas culturas están provistas de un conocimiento interior, una cercanía a los recursos naturales. Y es este conocimiento el que da realidad a las imágenes que han creado. Es este sentido de magia, conocimiento y poder, que se encuentra en el arte primitivo, que ha influido mi actitud personal hacia la creación artística… Usando mi cuerpo como referencia en la creación de obras, puedo ir más allá de mi ser a través de una inmersión voluntaria y una identificación total con la naturaleza.
Se exhiben dos obras videográficas de la serie Silueta de Mendieta. La primera, Untitled (Gunpowder Silueta Series), es una película en blanco y negro filmada en Super-8 mm en Iowa en 1981. Una secuencia de saltos de montaje revelan múltiples ángulos de tierra quemada, lo cual constituye un cambio importante en la composición utilizada en la documentación de sus obras anteriores, en las que se mantenía un sólo punto de vista durante toda la película. El lugar donde se llevó a cabo este performance era de importancia personal. Los padres de Mendieta la enviaron a ella y a su hermana a los Estados Unidos, a la edad de doce y catorce años respectivamente, a causa de la ansiedad política y el miedo a las represalias (su padre pasó dieciocho años encarcelado en Cuba). Las dos hermanas pasaron sus primeros años como refugiadas en instituciones y hogares de acogida a lo largo de Iowa antes de que sus padres pudieran reunirse con ellas. En entrevistas y textos publicados, Mendieta a menudo describe su trabajo artístico en relación a sus experiencias de desplazamiento y exilio: “Inscribir mi silueta en la naturaleza mantiene (o establece) la transición entre mi país de origen y mi nuevo hogar. Es una manera de recuperar mis raíces y de unirme a la naturaleza. Aunque la cultura en la que vivo es parte de mí, mis raíces y mi identidad cultural son producto de mi herencia cubana”. La segunda obra, Anima, Silueta de Cohetes (Firework Piece), fue filmada en 1976 en Oaxaca, donde Mendieta viajó por primera vez durante el verano de 1973 con otros estudiantes de un programa de Intermedia. El vídeo super-8mm y a color filmado desde una sola perspectiva muestra fuegos artificiales resaltando el contorno trazado de su cuerpo suspendido contra el cielo oscuro.